Placenta perdida
Querido/ querida compañera/o de viaje con quien he compartido tantas…uno al lado de otro…muchos fueron los días en que crecí a tu lado, acompañado y abrazado, a través del reconocimiento y el amor por la vida que tú me hiciste sentir…a través del alimento incondicional que yo recibí de ti…he tenido tu apoyo…y me sentí sostenido, abrazado, porque pudiste trascender la función más allá de lo orgánico, lo psicológico…y llevarlo a lo espiritual…porque en ti tuve el gran bálsamo, en ti tuve mi otro yo, un yo que me hacía sentirme completo, fuerte….Un “yo” al que tantas y tantas veces a lo largo de mi vida he buscado y he necesitado… he buscado el apoyo que durante más de 270 días recibí a tu lado…y quizá nunca lo encontraré…pero hoy puedo aceptar en toda la profundidad de mi ser aquello que sólo fue la capacidad de ver reflejada una parte más de mí mismo…Hoy abrazo el ser que soy, abrazo el amor y la vida a través del recuerdo de mi plenitud y de mi propia integridad. Unifico el recuerdo de todo mi ser contigo, aquí y ahora…y dejo de buscarte…porque hoy te siento, te amo y vibro contigo…y te honro desde lo más profundo de mi.