Mirada

Mirada  “material”. Esta mirada sólo ve en el otro lo que éste tiene de valor material. “Sus manos son grandes, chicas, finas, rugosas” “Tiene senos así, asá. Culo así, asá”. “Está bien vestida, mal vestida”… Vemos a las personas sólo por su aspecto corporal, por su raza, por su forma. Es la mirada del comerciante que todo el tiempo se está diciendo: “Esta persona vale tanto”. Mirada que en el fondo juzga cuanto dinero vale el otro… La mirada mágica no critica con desprecio, sólo constata con amor.

Mirada “exclusivamente sexual”. Esa mirada convierte a cada persona en objeto de deseo o repulsión. “Este, esta, me es simpatía, me es antipática”. Convierte al otro en extranjero, en cosa, siendo incapaz de ver al ser que habita en ese cuerpo. Para liberarse de esta mirada que anula a la magia, debemos preguntarnos en cada momento: “¿Cómo estoy mirando? ¿De dónde parte mi mirada? ¿Qué edad tiene mi mirada: mis ojos en este momento son los mío o los del niño que fui? ¿Estoy imitando la mirada de otro? ¿De quién? ¿El motor de mis miradas es mi interés material, mi interés sexual? ¿Tienen corazón mis miradas?

Mirada intelectual también es anti mágica, porque consiste en un juicio mental del otro, un juicio por esencia negativo. El intelecto quiere serlo todo, y todo lo que no es él o como él, le parece digno de ser condenado.

 

 

La mirada mágica debe unir cuatro puentes, el mental, el emocional, el sexual y el material, a la fuerza universal que da vida a todo. Se conecta la mirada, vuelta impersonal, a la conciencia divina. Solamente a través de lo impersonal logramos mirar con la fuerza del amor que todo lo construye. Se dice que los monjes iluminados, (bodhisatvas) bendicen todo lo que ven

 

“Cuando te miro no te poseo, no te critico, no te juzgo, no voy a pedirte nada ni a darte nada, sólo me comunico contigo. ¿Tienes necesidad de mí? ¡Aquí yo no estoy, pero sí está el Ser esencial!” No hay nada personal en esta mirada. El que mira y el mirado se comunican de alma a alma.

Top view of person standing on rope above city

 

Hay miradas que son puentes de conciencia que rescatan al alma de la penumbra, para así alzarse a un nuevo día. Fuera de toda regla impuesta solo por devoción.

 

La mirada al servicio del corazón no es más que la gratitud de dios al servicio del hombre y por el hombre. Desde ahí  no hay velos que valgan, no hay estructuras, ni formas, todo es real y irreal a la vez. No hay juicios ni dolor, solo ternura, capaz de amasar los sentimientos del otro para que el mismo pueda sanar en amor y conciencia.

Nadie puede ocuparse ni realizar los obstáculos que tenemos en nuestro camino, nuestras pruebas. Siendo las mas grande de todas la conquista del Ser esencial y el Amor que habita en nosotros. Y la renuncia de lo que no somos es la derrota más dulce. Porque en el sabor de los labios te deja el recuerdo de un bien mayor que habita en todos nosotros. Por eso  muchas veces una mirada es como un faro en alta mar, nos hace vislumbrar la orilla que siempre ha estado ahí, así poder elegir un nuevo camino en nuestro propio corazón y destino.

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