Trastornos del espectro autista, numerosas evidencias científicas publicadas confirman el origen multifactorial de esta enfermedad.
En los últimos años se ha demostrado y reconocido, desde un punto de vista etiopatogénico, el importante papel que desempeñan los componentes genéticos y ambientales en la aparición de los trastornos del espectro autista. Sin embargo, numerosas evidencias científicas publicadas confirman el origen multifactorial de esta enfermedad, reduciendo su etiología a la intervención de muchos factores estrechamente interrelacionados, no sólo capaces de determinar su aparición, sino también de caracterizar la evolución de la misma.
Primeros estudios
Los primeros estudios sobre trastornos gastrointestinales asociados con TEA se pueden remontar a Wakefield, quien describió una enfermedad intestinal inflamatoria crónica en pacientes autistas a la que le dio el nombre de “enterocolitis autista”. Es una colitis íleo-crónica que se muestra, desde el punto de vista patológico, con hiperplasia linfoide nodular de alto grado en el íleon y colon, asociada con un cuadro sintomático clínico caracterizado por la aparición de alteraciones del intestino como el estreñimiento o la diarrea alternante, distensión abdominal y dolor, mala absorción, pérdida de peso y la falta de crecimiento.
Un estudio llevado a cabo por el equipo del Prof. Rigardetto del Departamento de Neuropsiquiatría del Hospital Infantil Regina Margherita, en colaboración con el Prof. Rizzetto del Departamento de Gastroenterología del Hospital Molinette en Turín, confirmó la presencia de la enfermedad intestinal en, al menos, la mitad de los más de 250 pacientes inscritos.
El estudio anatomo-patológico sobre la biopsia de la mucosa intestinal con características macroscopicas normales, ha aumentado aún más la proporción de pacientes con enfermedad intestinal inflamatoria crónica, lo que demuestra su presencia en el 75% de los pacientes. Desde el punto de vista etiológico, la enfermedad gastrointestinal, que caracteriza a los pacientes que sufren de TEA, no conoce hoy en día causas precisas.
Algunos estudios han planteado la hipótesis de la implicación de factores inmunológicos e inflamatorios en la patogénesis del proceso inflamatorio crónico transmitidas por la mucosa intestinal. En particular, era posible identificar y caracterizar un patrón de expresión de genes y proteínas de la activación de la expresión de citoquinas en muestras de tejido intestinal de pacientes con enterocolitis autista. Muchos estudios científicos han claramente demostrado que el deterioro morfológico y funcional del intestino juega un papel importante en el desarrollo de un daño inmunológico en el tejido cerebral.
Tratamiento terapéutico de trastornos gastrointestinales de pacientes con TEA
De hecho, se ha demostrado que el tratamiento terapéutico de trastornos gastrointestinales de pacientes con TEA, implica una mejora del cuadro clínico neurológicos y de comportamiento de estos pacientes. Wakefield y sus colaboradores sugirieron que las alteraciones inmunológicas, morfológicas y funcionales del intestino pueden ser responsables de la activación del sistema inmune cerebral secundario con consecuente daño neurológico.
Siguiendo esta misma premisa, algunos estudios han demostrado la presencia de anticuerpos eficaces contra la gliadina y algunos péptidos cerebrales y cerebelosos en sujetos con TEA respeto al grupo de control. La activación inmune secundaria en el nivel del SNC determinado por una patología intestinal inmuno-mediada puede, por lo tanto, ser responsable de la aparición de síntomas neuropsiquiátricos propios de estos pacientes, evaluada mediante pruebas de la lactulosa / manitol asociada con la enfermedad celíaca y la intolerancia a la lactosa.
Algunos estudios han permitido avanzar en la hipótesis de que la alteración de la permeabilidad intestinal puede ser responsable del pasaje (transmisión), a través de la mucosa, de sustancias que pueden ser tóxicas a nivel cerebral con la consecuente aparición de los síntomas neurológicos característicos del autismo.
De hecho, parece que la alteración de la permeabilidad intestinal permite el pasaje de péptidos particulares como la casomorfina y la gliadomorfina, con acción opioide, capaz de cruzar la barrera hematoencéfalica, causando daños neurológicos.
Hiperpermeabilidad intestinal y bacterias intestinales
Para reafirmar esto algunos estudios han demostrado que un cambio en la permeabilidad intestinal asociada con el tratamiento nutricional con exclusión de la dieta de alimentos que contienen gluten y/o lactosa, son capaces de cambiar significativamente la sintomatología clínica de estos pacientes.
Algunos AA han evidenciado una mejora significativa en los síntomas neurológicos de los pacientes sometidos a modificación de la dieta con exclusión de gluten y lactosa, en particular, la evaluación de los síntomas con la escala de calificación estandarizada (BSE-r Revised Behaviour Summarised Scale) mostró una reducción de los trastornos de ansiedad (53%), agitación (35%), trastornos del humor (24%), la agresión (14%), la atención (77%) y del sueño (44%).
En estos pacientes ha sido demostrado también una mejoría significativa de los síntomas clínicos y sintomatológico intestinal (100%). Otro aspecto importante a considerar es el cambio cualitativo y cuantitativo en la flora intestinal de los pacientes autistas. Algunos estudios han demostrado la presencia de sobrecrecimiento bacteriano intestinal tanto de los aerobios, como de los anaerobios, además de la presencia de parásitos y Candida albicans, en pacientes con autismo en comparación con los de los grupos de control.
La presencia de una alteración de la flora intestinal sería responsable, junto con los cambios en la permeabilidad y la inmunidad local, no sólo del cuadro clínico gastrointestinal, sino también de la afectación neurológica característica de los trastornos del espectro autista. Algunas observaciones clínicas sugieren que ciertos factores intestinales son capaces de determinar el empeoramiento de los síntomas que caracterizan los trastornos del espectro autista. En particular, se ha sugerido la implicación de ácido propiónico (PPA). Es un ácido graso de cadena corta producido por el metabolismo de algunas cepas bacterianas intestinales.
Escrito por el Prof. Marcello Romeo