KINESIOLOGÍA: CIRCUITOS DE DOLOR
Desde la antigüedad se relacionaba el dolor, como un mal físico que se podría producir después de un acontecimiento especifico. Un trauma o una herida. Cuando la causa de estos males eran inespecíficas. Se recurría al chaman o curandero del pueblo para que hiciese de las suyas. Para poder en este caso ser reconocido con el título honorifico de curandero del pueblo. Más tarde se fue viendo que se generaba por varios desequilibrios internos. Así llegaron a la conclusión, diferentes filósofos de aquellas épocas.
Hasta el siglo pasado se fueron introduciendo diferentes teorías sobre el dolor. Dando entender que el dolor, se sentía en la zona pero que era producido por las redes nerviosas y la gran centralita en este caso nuestro cerebro.
Hasta hace poco se ha hecho más hincapié que donde realmente se produce, se trasforma o se modula el dolor es en nuestro cerebro. Es ahí donde las diferentes señales que se reciben en forma de estímulos por los diferentes canales llegan. El gran operador las procesa, las compara, las deriva y las llega a modular en forma de señal dolorosa.
Este según su repercusión en el tiempo se suele dividir en agudo o crónico. Siendo catalogados años después muchos como crónicos. Es así que quedan para el olvido de muchas personas. Porque acaban conviviendo con él o ellos. De forma que muchos antiinflamatorios o algunos corticoides pasan a formar parte de sus vidas y sus dietas alimenticias.
El dolor es un proceso. Y este es llevado a cabo por nuestro cerebro, el cual dispone de varias áreas del cerebrales. Encargadas de elaborar todo su proceso neurológico. Así que para el cerebro no va a ser la misma área la que se encargue de la localización específica del dolor. Como es el área de Rolando. Como la encargada del recuerdo del dolor, como es el lóbulo temporal. O nuestro querido cerebro emocional que se encarga de asociar emociones a dolores específicos. Así distintas áreas pueden mantener en el tiempo el dolor.
Si estas áreas no son reguladas harán que ese dolor se mantenga. Y es aquí donde la kinesiología entra. Con los diferentes test específicos y sus debidas correcciones. Es capaz de saber distinguir donde está la verdadera alteración o interferencia que aún sigue manteniendo el circuito del dolor.
Cuando logramos limpiar el circuito del dolor, muchas enfermedades crónicas desaparecen. Y las agudas remiten rápidamente. Cuando realmente no se logra la ausencia de dolor. Con kinesiología tenemos que recurrir al mundo más inconsciente. Al Biológico. Donde sabemos que la intensidad del dolor físico es comparable al dolor emocional. Y aquí donde podemos aún tener mejor resultados. Sabiendo no solo tratar las zonas afectadas, ni sus circuitos impresos. Si no que tratamos a las personas, escuchando su historia y acontecimientos emocionales. Valorando la carga e intensidad emocional de estos y proporcionando soluciones para que la persona libere todo ello. Y así llegar al equilibrio entre ausencia de síntoma y homeostasis. Todo ello desde la Kinesiología y a través de las necesidades específicas de cada persona.
Jaume Valls Richarte
Kinesiólogo y Formador.