Cómo el Modelo de Los sistemas de la Familia Interna de Richard C. Scwartz, Ph.D. me puede ayudar.
La interesante propuesta del R. Scwartz es un modelo a través del cual, el enfoque, la atención, se dirige hacia la experiencia interna sentida, incluyendo pensamientos, emociones, fantasías, imágenes, sensaciones, etc. y acompañada por la respiración, así se gestiona el nivel de activación emocional.
Este enfoque trabaja a partir de las diferentes partes, personalidades internas, que hemos podido ir desarrollando a lo largo de nuestra experiencia vital.
Estas diferentes partes vendría a ser como una familia, una familia que vive en nuestro interior.
Dependiendo del evento que se da en mi día a día, se activará una parte u otra.
A veces estas partes que se activan pueden resultar limitantes o pesadas, por ejemplo si yo tengo una parte muy perfeccionista, puede resultar engorroso que se active cuando no está en mi mano hacer un trabajo, ya que me creará malestar y quizás mi actitud con quién tenga la responsabilidad del trabajo no sea las más adecuada.
Además de esa familia interna, también existe en todos y cada uno de nosotros una dimensión espiritual o trascendente, aprender y desarrollar la conexión con el Self, que es el núcleo, la esencia, la dimensión espiritual, será clave en el proceso de sanación y de elaboración de buenas relaciones con esas distintas partes que habitan en mi interior.
Esta dimensión esencial, tal y como lo propone el Dr. Scwartz, tiene unas características concretas, las ocho “C”: curiosidad, compasión, calma, confianza, coraje, claridad, creatividad y capacidad de conexión. Y yo me permitiría añadir la generosidad como un aspecto importante de esa dimensión esencial.
Poder ponernos en contacto con las partes, diferenciarlas, sentir que yo soy mucho más que cada una de esas partes, por mucha fuerza que algunas de ellas puedan tener. Ser capaces de establecer un diálogo amable con ellas, en algunos casos pueden ser muy extremas, a veces desadaptativas (tener un ataque de ira); ese diálogo nos permitirá abrazar la multidimensionalidad propia, con ternura y paciencia, esto me acercará al bienestar, al centramiento y a la expresión de mi dimensión esencial.
Estas partes o sub-personalidades parecen víctimas de traumas internos estancados en el pasado, con la mente paralizada en momentos de gran perturbación.
Para rescatar y sanar a estas partes dañadas hemos de poder acercarnos a ellas de un modo respetuoso, compasivo y con confianza.
Desarrollando el liderazgo de mi Dimensión Esencial o Self podré ir atendiendo y sanando toda mi familia interna.
Puede ser que durante un tiempo necesite un “entrenador” que me acompañe a establecer qué ejercicios, qué prácticas son necesarias para mi, para atender mi familia interna, con todas sus particularidades. Una vez adquirida la rutina, yo mismo podré atender aquello que me ocurre y estar cada día más sintonizado en mi Dimensión Esencial.
Desde mi experiencia personal y profesional este enfoque permite de un modo muy sencillo comprender de un modo claro lo que ocurre en mi interior, lo cual tranquiliza, llena de confianza, alegría, y transformación.
Ainhoa Barquín