TRAUMA, DUELOS Y PERDIDAS
Pocos temas despiertan en las personas tanto miedo como el morir.
La muerte y el tiempo forman parte del mismo principio originario, todo corre hacia la muerte.
En la actualidad, la mayoría de personas mueren solas y apartadas, en pasillos de hospitales y asilos, sólo uno de cada cinco consigue morir en su casa y con frecuencia nadie acompaña a la persona en este paso final.
Al negar la muerte, afirma Plaxats (2001) la sociedad, se priva de una reflexión y una meditación sobre la cuestión del sentido y de lo sagrado:
Este espacio de lo sagrado, del sentido, de la relación del ser humano con aquello que le ultrapasa, que antaño era organizado por las tradiciones religiosas, hoy se muestra a muchos como un espacio que hay que cubrir y volver a habitar.
Plaxats (2001) entiende el duelo como :
“Una experiencia vital complicada formada por un conjunto de procesos psico-físicos-emocionales-relacionales-espirituales, a partir de la noción subjetiva de pérdida. Y para evitar que el duelo se complique, es mejor que conscientemente se decida encaminarse hacia un objetivo saludable al que cada quien llama de forma distinta «
Generalmente, los profesionales se refieren a las intervenciones relacionadas con el duelo como:
- elaboración del duelo.
- transformación saludable del duelo, este concepto implica despedida, desaferramiento, resituar internamente aquello perdido, renovar el significado y rehacer la propia vida, sin que la herida quede cerrada en falso, supure constantemente e incluso infecte otras áreas de la persona y su entorno.
Para unas personas el proceso incluye una reconfirmación, revisión o reestructuración de sus creencias y valores espirituales y para otras no, o por lo menos, no conscientemente y ello debe ser muy tenido en cuenta también en el caso de un acompañamiento en dicho proceso. Es necesario efectuar un acompañamiento profesional, o no, aunque siempre respetuoso.
- Freud (1917) fue el primero en describir los procesos del duelo: Reacción a la pérdida de un ser amado o algo simbólico , el duelo es un afecto normal, conlleva la convicción del sujeto de ser castigado.
- Lindemann (1944) describe lo siguiente : problemas somáticos, preocupaciones relacionadas con la imagen del fallecido, culpa, reacciones hostiles y de patrones de conducta; fases; conmocion-incredulidad, dolor agudo, resolución.
- Kübler Ross describe cinco fases: de negación, de ira, de negociación, de depresión y aceptación.
- Bowlby (1961, 1980) describe tres fases: embotamiento de la sensibilidad, añoranza y búsqueda, desorganización y desesperanza, reorganización del proceso.
- Rando (1984) fase de evitación: conmoción (shock), fase de confrontación, fase de restablecimiento.
- Duelo patológico: el modelo de Bowlby (1980).
El Duelo en si mismo consta de tres variables:
1. Características de la persona que sufrió la pérdida.
2. Experiencias infantiles de la persona que sufrió la pérdida.
3. Procesamiento cognitivo de la pérdida.
LAS GRANDES NOCIONES DEL DUELO
- Aceptar la realidad de la perdida.
- Vivir el dolor del pesar.
- Amoldarse al entorno en el que el difunto ha desaparecido.
- Retirar algo de la energía emocional y ponerla en otra relación.
Melnick y Nevis (1986) describen dos aspectos de este proceso de dejar ir:
- Desmovilización: Supone calmar la energía que la persona ha puesto en alguien perdido , permitir pensar en el difunto sin dolor extremo y sin llorar continuamente. Aún existe tristeza, pero sin manifestación física de desgarro
- Aceptación: Que la persona pueda ser consciente de cómo la experiencia le ha cambiado, qué ha aprendido, la sabiduría que ha ganado
Según Kepner (1992), retirarse supone desengancharse, meterse hacia adentro, reflexionar, resumir las elecciones y los rechazos y saborear lo que se tiene.
Finalmente, existe el vacío fértil, el cual no es la nada negativa, sino un espacio aclarado por una vivencia fresca, el caos con posibilidades.
En este país a menudo las personas se ocupan de las cosas de alguien, decidiendo qué tirar, dar o dejar.
También hay rituales seculares simbólicos, como contemplar cómo arde una vela o dejar un globo de gas subir hacia el cielo.
Encontrar un sitio para lo que se ha perdido.
Existe el duelo normal o patológico. Según Nares (1991)
El duelo normal, es una reacción natural ante la pérdida de una persona amada, en los que están presentes sentimientos de angustia, tristeza, agresión o culpa.
Representante:
- Una emancipación de lazos afectivos de cariño .
- Lealtad hacia el muerto.
- Una readaptación al ambiente.
- Creciente formación de relaciones nuevas.
Las emociones:
- La nostalgia y el remordimiento, son tristezas por la pérdida de lo que se tuvo.
- La desesperanza es tristeza de una pérdida futura .
- El arrepentimiento es la tristeza de lo que pudo haber sido.
En el duelo patológico, tales sentimientos de angustia y tristeza pueden ser negados, actados o bien exagerarse.
En el duelo no resuelto , la pérdida se convierte en un fin en sí misma, de manera tal que el doliente se consagra al culto del duelo, concretando en él todo su ser y perdiendo todo el interés en el objetivo de su aflicción.
Se advierte la necesidad de diferenciar entre duelo normal y un duelo patológico, el cual se caracteriza por la presencia de los siguientes síntomas.
- La culpa por las cosas, más que por las acciones, recibidas o no recibidas por el superviviente en el momento de morir la persona querida
- Pensamientos de muerte más que voluntad de vivir, con el sentimiento de que el superviviente debería haber muerto con la persona fallecida
- Preocupación mórbida con sentimientos de inutilidad
- Enlentecimiento motor acusado
- Deterioro funcional acusado y prolongado
- Experiencias alucinatorias distintas de las de escuchar la voz o ver la imagen fugaz de la persona fallecida (es sobre todo, en estos últimos casos, cuando se hace necesario la intervención terapéutica)
Continuará …