TRAUMA, DUELOS Y PERDIDAS
En este artículo vamos a conocer los diferentes tipos de duelos.
Tipos de duelos
Según Ordiozrola (1999), los tipos de duelos son:
• Duelos evolutivos: infancia, pubertad, adolescencia, emancipación
• Duelos afectivos: partos, destete, escolarización, enamoramientos, separaciones y divorcios
- Duelos sociales: cambios status, desempleo, jubilación
- Duelos corporales: envejecimiento, menopausia, enfermedades, abortos, muertes
Duelo real o simbólico
Según Sabar (2000), en sentido más amplio, la pérdida es una parte inevitable de la vida, bien sea la muerte, el dejar de vivir con la familia, la separación de los amigos, la enfermedad, la minusvalía, el desempleo, la jubilación, el divorcio, la adopción, la emigración, la separación de una persona, lugar, cosa o actividad a la que una persona se siente ligada y con la que ha encontrado una parte importante su identidad y de su propio sentido.
- Separaciones
- Divorcios
- Cambio de trabajo
- Cambio de escuela, casa o ciudad.
- Un compañero de trabajo o de escuela que se marcha
- La pérdida de una mascota
- Separación temprana y brusca del chupete o de nuestros juguetes…
“CUANDO LA VIDA HABLA DE RESISTENCIAS, HABLA DE DUELOS BLOQUEADOS”
Ordiozrola (1999), define también los siguientes modos de duelo:
- Pérdida esperada: Fallecimiento de personas que han padecido algún tipo de enfermedad crónica o cíclica que no ha alterado de forma importante la vida cotidiana de quienes le rodean. Por ejemplo: ataques de corazón que no dejan secuelas, pero mantienen a la familia alerta y con la creencia de que en algún momento puede suceder algo definitivo. El fallecimiento en este supuesto no va a traer grandes dificultades a la hora de elaborar el duelo, aquí las personas han tenido tiempo para ir saneando cada uno a su forma la relación con el enfermo, por lo que no suele resultar culpógena. Lo mismo sucede con personas de edad avanzada que con sus sucesivos achaques van avisando de la inminencia de su fallecimiento.
- Enfermos fallecidos tras largas y penosas convalecencias: Procesos interminables de cáncer, enfermedades degenerativas, largas parálisis, demencias, etc., que terminan por crear tal estado de perturbación ambiental, que en su silencio compartido los allegados descubren su deseo de que todo termine ya, cuanto antes, porque la situación es insostenible. Una vez sucede el fallecimiento, pueden presentarse remordimientos, culpa, apariciones del fallecido, escuchar su voz, sus gritos, haciendo muy angustiosa la vida familiar de los supervivientes.
- La pérdida repentina: Fallecimientos inesperados que son vividos como una cruel manifestación de la vida y que van a traer como consecuencia una sensación de vacío, de falta de despedida. Por ejemplo: enfermedades galopantes, ataques repentinos, accidentes. Si el vínculo entre los fallecidos y sus allegados ha sido sano, fluido, respetuoso y comprensivo, el duelo con su doble manifestación de frustración y tristeza, tiene las mismas características de fluidez y desemboca en un agradecido recuerdo, objetivo último en el trabajo psicológico del duelo.
Naranjo (1990) lo describe así:
“Lo inconcluso es aquello que no hemos perdonado, en algún momento traicionamos nuestra relación amorosa con los primeros seres humanos de nuestra vida. Estos seres humanos más importantes, simplemente no eran suficientemente sanos como para amarnos de verdad y nosotros terminamos inhibiendo nuestro amor original, espontáneo y consciente o inconscientemente, terminamos estando resentidos con ellos”.
Uno de los mecanismos de defensa ante la pérdida de un ser querido, es la negación.
Por ejemplo: para tratar de gestionar el dolor o al realizar los preparativos para el funeral (considerando esto como algo demasiado pesado para asimilar del golpe), la persona puede aceptar la paradoja de admitir el mecanismo de defensa que consiste en no aceptar la pérdida, lo cual le ayuda avanzar en el proceso de elaboración del duelo.
Desde Trauma, Duelos y Pérdidas sabemos que es crucial poder y saber trabajar estas fases y primeras etapas del Duelo.
Por Jaume Valls RIcharte